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Mantenimiento suelo laminado: guía práctica para conservarlo perfecto

El mantenimiento suelo laminado es fundamental para prolongar su vida útil y mantener su apariencia elegante a lo largo del tiempo. Aunque este tipo de suelo es resistente, requiere ciertos cuidados específicos para evitar daños, desgaste prematuro o pérdida de brillo. En esta guía encontrarás las claves más importantes para mantener el suelo laminado en perfectas condiciones de manera sencilla y eficaz.

Limpieza diaria: hábitos esenciales

La limpieza regular es fundamental para evitar la acumulación de polvo, arena o pequeñas partículas que puedan rayar la superficie. Se recomienda utilizar una mopa seca o una aspiradora con cepillo suave. Estos métodos permiten retirar la suciedad sin dañar el acabado del laminado.

Para la limpieza ligera ocasional, puede emplearse una mopa ligeramente humedecida. Es importante evitar cualquier exceso de agua, ya que la humedad constante puede deformar las juntas o provocar dilataciones en las lamas.

Limpieza profunda: qué usar y qué evitar

Cuando se necesita una limpieza más profunda, es recomendable utilizar productos específicos para suelos laminados. Estos productos permiten limpiar sin dejar residuos y sin afectar la protección de la superficie.

Es importante evitar el uso de elementos abrasivos como estropajos, amoniaco, lejía u otros productos agresivos. Este tipo de sustancias pueden dañar el acabado, opacar el brillo o incluso levantar la capa protectora del suelo.

Protección contra el desgaste

Para mantener el suelo laminado como nuevo, es recomendable aplicar medidas de protección que minimicen el desgaste. Entre las más efectivas destacan:

  • Colocar fieltros adhesivos en las patas de los muebles para evitar arañazos.

  • Evitar arrastrar muebles pesados y, en su lugar, levantarlos o usar elementos deslizantes.

  • Utilizar alfombras o protectores en zonas de alto tránsito, como recibidores o pasillos.

  • Usar felpudos en entradas exteriores para reducir la entrada de suciedad abrasiva.

Estas prácticas ayudan a mantener el suelo protegido y en óptimas condiciones durante mucho más tiempo.

Control de humedad y temperatura

El suelo laminado es sensible a los cambios de humedad y a la exposición prolongada al agua. Por ello, es importante mantener un ambiente interior estable. Se recomienda evitar derrames y, en caso de accidentes, secar inmediatamente la zona afectada.

La instalación de deshumidificadores o humidificadores puede ser útil en viviendas con oscilaciones extremas de humedad. Mantener un entorno equilibrado ayuda a prevenir dilataciones, abombamientos o separación entre lamas.

Cómo actuar frente a daños leves

Pequeños arañazos o golpes pueden corregirse fácilmente con productos específicos como ceras reparadoras o kits de restauración diseñados para suelos laminados. Estos productos permiten disimular marcas y conservar la estética original sin necesidad de sustituir piezas.

Para daños más serios, como lamas hinchadas o muy desgastadas, lo más recomendable es sustituir únicamente las piezas afectadas. La mayoría de suelos laminados modernos permiten realizar este proceso sin desmontar toda la superficie.

Conclusión

El buen mantenimiento suelo laminado garantiza que este tipo de pavimento conserve su belleza, resistencia y funcionalidad durante muchos años. Con una limpieza adecuada, medidas de protección y un control de la humedad, es posible mantener el laminado en perfecto estado sin grandes esfuerzos. Siguiendo estas recomendaciones podrás disfrutar de un suelo duradero, estético y cómodo en tu hogar.